A través de los años se han propuesto múltiples definiciones de cohesión: “suma de todas las fuerzas
que actúan sobre los miembros del grupo para hacerlos permanecer en el mismo" (Festinger,
Schachter, & Back, 1950, p. 164), “la resistencia del grupo ante fuerzas externas” (Gross & Martin,
1952, p. 553) y como “una expresión singular de la integración afectica, valorativa y conductual que
alcance la membresía al interno del grupo”(Fuentes, 2008, p. 122).
Festinger (1950; citado por Turner, 1990) quien considera esta como “la resultante
de todas las fuerzas que actúan sobre los miembros para que permanezcan en el
grupo” (pág. 133). Por su parte, Turner afirma que la cohesión no está basada en la
atracción interpersonal (atracción entre los miembros como personas individuales
únicas) sino en la identidad que une a los miembros en términos de su similitud
grupal mutuamente percibida.
Lo que tienen de común todos estos autores, más o menos explicitado, es que es el proceso que describe cuánto los miembros de un grupo se sienten atraídos por este.
Tajfel (1978) define la identidad social como “aquellos aspectos de la imagen del yo
de un individuo que se deriva del conocimiento de su pertenencia a un grupo o
grupos sociales juntamente con el significado valorativo y emocional asociado a esta
pertenencia" (pág. 443).
El proceso de Cohesión es clave para entender la formación y mantenimiento del grupo. Uno de los
conceptos más citados en la actualidad la define como “un proceso dinámico que se refleja en la
tendencia de un grupo a no separarse y permanecer unido con la finalidad de conseguir sus objetivos
instrumentales y/o para la satisfacción de las necesidades afectivas de sus miembros” (Carron &
Brawley, 2000, p. 94).
La mayoría de las propuestas en el estudio del proceso de cohesión han estado en su comprensión a
nivel individual: cohesión como sentimientos de pertenencia e identificación con el grupo o
exclusivamente con el atractivo del grupo para sus miembros (Schachter, Ellerston, Bride, & Gregory,
1951; Lott & Lott, 1965; Hoyle & Crawford, 1994; Van Bergen & Koekebakker, 1959). Este atractivo del
grupo puede estar relacionado, tal como afirma Cartwright, con el sistema de necesidades que
componen la motivación de la pertenencia al grupo y su correspondencia con los objetivos grupales
(Zander, Natsoulas, & Thomas, 1960).
Los estudios de los autores cubanos, encabezados por Mara Fuentes (2008) consideran que:
La cohesión debe ser entendida como una emergencia de la propia dinámica grupal, como un
fenómeno complejo, plurideterminado, consustancial a la propia existencia del grupo. Este
"producto grupal" es una expresión singular de la integración afectica, valorativa y conductual
que alcance la membresía al interno del grupo (p.122)
En 1980 Evans y Jarvis (1980) ya hacían un llamado a la comunidad científica de realizar un esfuerzo
investigativo directo para comprender conceptualmente el proceso de cohesión. El primer paso de
este proceso es comprenderlo a nivel teórico para, posteriormente identificar vínculos hipotéticos
con otros constructos, en lo que algunos autores nombran una red nomológica. En el caso específico
de la cohesión es fundamental, pues ayudaría a disipar ciertas confusiones existentes a partir de la
diversidad de conceptos con las que ha sido estudiada: solidaridad, clima, sentido de comunidad,
entre otras muchas (Carless, 2000). Algunos autores han recogido más de 13 correlatos de la cohesión
entre los que figuran los resultados, el rendimiento, la satisfacción, y la conformidad (Balaguer,
Castillo, & Duda, 2003). Esto es un prerrequisito indispensable e inviolable para realizar posteriores
pruebas empíricas a partir de la construcción de un test o prueba psicológica. La ausencia de este
modelo es causa probable de resultados empíricos contradictorios.
Relacionado con esta dificultad existe otra: la ausencia de un modelo operacional. El propio autor más
citado en los últimos treinta años en esta temática, Albert Carron (2000), reconoce que:
Aunque puede ser relativamente sencillo llegar a construir un consenso sobre la definición de
cohesión, trasladar esa definición a un modelo conceptual y operacional es siempre un reto.
No obstante, la operacionalización de un constructo teórico está en el centro del progreso
científico. (p.97)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Balaguer, I., Castillo, I., & Duda, J. (2003). Cohesion and Performance in Groups: A Meta-Analytic Clarification
of Construct Relations. Journal of Applied Psychology, 88(6), 989-1004.
Brawley, L., Carron, A., & Widmeyer, W. (1987). Assessing the cohesion of teams: Validity of the Group
Environment Questionnaire. Journal of Sport Psychology,
Brea, L. (2014). Tesis: Factores determinantes del sentido de pertenencia de los estudiantes de arquitectura de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Campus Santo Tomás de Aquino. Universidad de Murcia. Pp. 15 - 31
arless, S. (2000). Reply to Carron and Brawley. Small Group Research,, 31(1), 107-118
Zander, A., Natsoulas, T., & Thomas, E. (1960). Personal goals and the groups goals for the member. Human Relations, 13(4).
Zander, A., Natsoulas, T., & Thomas, E. (1960). Personal goals and the groups goals for the member. Human Relations, 13(4).
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